sábado, 26 de septiembre de 2009

Nutrición Saludable

A mediados de setiembre de 2008 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) anunció que el alza de precios de los alimentos ha llevado que la población desnutrida en el mundo, en 2007, se eleve a 923 millones personas ¡casi mil millones!, 75 millones más que el año anterior; lo cual les induce a declarar que es una posibilidad remota reducir a la mitad la proporción de personas hambrientas en el mundo para el 2015, tal y como se planteó como Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996.
Según el informe “Progreso para la Infancia: Un Balance sobre Nutrición” del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) de mayo de 2006, la desnutrición de los países en desarrollo se debe principalmente a la mala calidad de los alimentos y a la falta de condiciones de salubridad, así como a la falta de educación de los padres y a la maternidad adolescente que influye en el peso de los niños al nacer.

Día Mundial de la Alimentación
El 16 de octubre de 1979 fue proclamado el Día Mundial de la Alimentación por la FAO con el fin de concientizar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. El día coincide con la fecha de fundación de la FAO en 1945. En 1980, la Asamblea General de la ONU respaldó la observancia de este día por considerar que "la alimentación es un requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad y una necesidad humana fundamental".

Nutrición Saludable
En abril de 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó el nuevo Patrón Internacional de Crecimiento Infantil, referido a niños menores de 5 años (patrones aún no adoptados por el Ministerio de Salud de nuestro país). De acuerdo a este patrón todos los niños del mundo tienen el mismo potencial de crecimiento en talla, peso y coeficiente intelectual; lo que se demuestra que el desarrollo sano de un niño está determinado por la nutrición, las prácticas de alimentación, el medio ambiente y la atención de salud, mas que factores genéticos o de raza. Con este ambiente favorable que resulta en un buen estado de salud, acompañado de una actividad física adecuada, el potencial del factor genético de crecimiento puede revelarse hasta su máxima expresión.
He aquí algunas recomendaciones que harán que la alimentación de nuestros niños sea cada vez más saludable:

Lactancia Materna Exclusiva (LME) hasta los 6 meses
Durante los primeros 6 meses de vida el niño debe recibir como único alimento leche materna. No es adecuado el uso de agüitas, infusiones u otros alimentos. La Leche materna constituye por sí sola el mejor alimento en este periodo de vida debido a sus ventajas nutricionales, inmunológicas, higiénicas y psicológicas. No existe ningún alimento o sustituto artificial que pueda igualar su calidad. La alimentación del niño con leche materna debe ser a libre demanda, de día y de noche, por lo menos de 8 a 10 veces al día. Es importante estimular la succión frecuente para asegurar la producción de leche materna.

Alimentación a partir de los 6 meses
A partir de los seis meses de edad el niño, además de continuar con lactancia materna, necesita iniciar la Alimentación Complementaria.
Cuando el niño empieza a comer otros alimentos diferentes a la leche materna, es necesario tener mucha paciencia, no forzarlo, gritarlo, ni asustarlo. El momento de comer debe ser tranquilo y lleno de cariño. Una comunicación permanente a través del canto, palabras tiernas, y las caricias en la piel son las mejores formas de estimular esta relación afectiva entre los niños y sus padres o cuidadores.

Continuar con la lactancia materna hasta los 2 años de edad:
La leche materna sigue siendo un importante aporte nutricional en la alimentación del niño después de los seis meses de edad y hasta el segundo año de vida. El continuar la lactancia materna también aporta al bebé consuelo y apoyo emocional, mientras aprende a recibir nuevos alimentos. Permite además que madre e hijo continúen en contacto y que hagan del destete un proceso interactivo y gradual.

Alimentación Complementaria:
Consiste en introducir alimentos adicionales a la leche materna entre los 6 meses hasta los dos años de edad, que es cuando la alimentación con leche materna puede ser reemplazada totalmente por los alimentos de la olla familiar.
A los seis meses, se iniciará con alimentos aplastados en forma de papillas, mazamorras o purés; entre los 7 y 8 meses, se tenderá hacia los alimentos triturados bajo las mismas formas de preparación; entre los 9 y 11 meses, se introducirán los alimentos picados; y finalmente entre los 12 y 24 meses, el niño deberá consumir alimentos de la olla familiar.
Las preparaciones líquidas (jugos, caldos, gaseosas) no contienen suficientes nutrientes porque su mayor contenido es agua. En cambio, las preparaciones espesas como purés o mazamorra, tienen la ventaja de poder concentrar alto contenido nutricional en una pequeña porción para satisfacer las necesidades nutricionales del niño.
Las preparaciones deben realizarse a base de combinaciones de alimentos principales como: cereales, leguminosas (menestras), alimentos de origen animal, tubérculos, hortalizas y frutas.
La alimentación complementaria deberá distribuirse en varios tiempos de comida, que se irán incrementando gradualmente conforme crece y desarrolla el niño según su edad. De esta manera también se logrará que poco a poco se vaya integrando y participando del horario de comidas tradicional de su entorno familiar. A los seis meses, se empezará con 2 comidas al día y lactancia materna frecuente; entre los 7 y 8 meses, se aumentará a 3 comidas diarias y lactancia materna frecuente; entre los 9 y 11 meses, además de las 3 comidas principales deberán recibir una entre comida adicional y su leche materna; y, finalmente entre los 12 y 24 meses, la alimentación quedará establecida en 3 comidas principales y dos entre comidas adicionales.
Las comidas adicionales de media mañana o media tarde, deben ser de preferencia alimentos de fácil preparación y consistencia espesa (mazamorra, papa sancochada, entre otros) o ya listos para consumir (pan, fruta u otros alimentos sólidos).
La cantidad de los alimentos se incrementa también gradualmente de acuerdo a la edad del niño. A partir de los 6 meses de edad se empezará con 2 a 3 cucharadas de comida dos veces al día; entre los 7 y 8 meses, se aumentará a 1/2 taza o 3 a 5 cucharadas tres veces al día; entre los 9 y 11 meses, se incrementará a 3/4 de taza o 5 a 7 cucharadas tres veces al día, más una entre comida adicional; y, finalmente entre los 12 y 24 meses 1 taza o 7 a 10 cucharadas tres veces al día, más dos entre comidas adicionales.
Se tienen que incluir diariamente alimentos de origen animal como carnes, hígado, pescado, sangrecita y huevo, además de incorporar leche y/o productos lácteos en las comidas del niño. El huevo y el pescado son muy buenos alimentos para el niño y no deben ser restringidos, salvo temporalmente en el caso de una fuerte historia familiar de alergia. Agregar además a una de las comidas principales del niño una cucharadita de aceite, mantequilla o margarina, favorece el crecimiento y desarrollo de los tejidos del sistema nervioso.

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