La necesidad de Hospitales Seguros frente a los Desastres
El terremoto destructor de magnitud 8.8 en la escala de Richter que ocurrió en Chile en la madrugada del sábado 27 de febrero ha causado más de 800 muertes, según las autoridades. La situación de salud varía según la región del país. En la región del norte de Chile, de Arica a Valparaíso, la red de salud sigue funcionando normalmente y no se han notificado daños importantes. Los hospitales siguen funcionando en la zona metropolitana de Santiago y no se encontraron daños estructurales mayores. En algunos hospitales se reubicaron temporalmente a los pacientes como medida preventiva, con el fin de facilitar las labores de limpieza y la recepción de pacientes de otras áreas del país. Los problemas más graves ocurrieron en el sur del país, donde el acceso a los servicios de salud puede ser un reto importante. Seis hospitales colapsaron y otros dos sufrieron daños severos que los dejaron inoperativos.
Causas principales de muerte y enfermedad en los terremotos
Los terremotos provocan alto número de fallecidos por traumatismos, asfixia, inhalación de polvo o exposición al entorno. Durante las primeras semanas, la necesidad de intervenciones quirúrgicas es importante. La mayoría de los traumatismos lo constituyen las personas con cortes y contusiones leves, un grupo menor presenta fracturas simples y una minoría fracturas múltiples graves y aplastamientos, que requieren cirugía y otros cuidados intensivos. También se observan quemaduras y electrocuciones.
Los daños sufridos por los establecimientos de salud son importantes y pueden causar la interrupción de la atención de salud. También se producen daños importantes en servicios indispensables como el suministro de agua, alcantarillado, servicio eléctrico, carreteras, telecomunicaciones y aeropuertos.
Importante de recordar en desastres
La supervivencia de una persona atrapada no suele superar las 48 horas: entre el 85% y el 95% de las personas rescatadas con vida de edificios destruidos son extraídas en las primeras 24 a 48 horas siguientes al terremoto. La demanda de servicios de salud se concentra en las primeras 24 horas que siguen al fenómeno. La mayoría de los heridos aparecen en los establecimientos médicos durante los tres a cinco primeros días; después, el ritmo de las consultas vuelve prácticamente a la normalidad.
Los pacientes pueden aparecer en dos oleadas. En primer lugar acuden las víctimas de la zona inmediatamente próxima al centro médico; después se presenta una segunda oleada de casos derivados a medida que el socorro se va organizando en zonas más alejadas. Las víctimas de los fenómenos secundarios (réplicas o incendios) suelen acudir más adelante.
Todo ello influye evidentemente en el tipo de asistencia que resulta más oportuna y eficiente. Los hospitales de campaña sobre el terreno y los equipos de rescate suelen llegar demasiado tarde como para salvar un número de vidas significativo.
Hay que proteger a los hospitales de los desastres naturales
Las recientes tragedias ocurridas en Haití y en Chile, y la de Pisco, en nuestro país, ponen de manifiesto el carácter urgente de las medidas que hay que adoptar para proteger mejor a los hospitales de los desastres naturales. El dolor humano en gran escala se multiplica cuando los servicios que más se necesitan para salvar vidas como los hospitales, consultorios y otros establecimientos de salud, forman parte de las bajas.
Según estudios realizados, aproximadamente, el 50% de los 15,000 hospitales en América Latina y el Caribe están ubicados en zonas de alto riesgo frente a desastres; diversos eventos adversos lo han confirmado. Cada año se cuentan por docenas los hospitales y otros establecimientos de salud que son dañados por inundaciones, huracanes, ciclones, terremotos y otros peligros naturales porque al diseñarlos, ubicarlos o construirlos no se incorporaron las medidas de seguridad imprescindibles.
Las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han establecido la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD) y ha propuesto un plan de acción con miras al 2015. Este plan subraya la necesidad de integrar la planificación de la reducción de riesgos de desastres en el sector salud, promover la meta de hospitales seguros frente a desastres, asegurar que todos los hospitales nuevos se construyan con un nivel de confiabilidad e implementar medidas para reforzar los establecimientos de salud existentes.
Situación de los hospitales en América Latina y el Caribe
En la mayoría de países andinos la situación de la infraestructura hospitalaria es crítica, entre otros aspectos, por:
Algunos ya han cumplido su vida útil, pero no pueden ser reemplazados y requieren seguir en funcionamiento para satisfacer esta necesidad en su población.
* Otros no fueron diseñadas para brindar este servicio, lo que ha llevado a improvisar algunas instalaciones.
* En muchos casos, estos establecimientos están ubicados en zonas vulnerables, por la mala calidad del terreno, problemas de accesibilidad o por estar expuestos a amenazas de la zona.
* En otros casos el diseño original ha sido alterado, lo que ha afectado su estabilidad estructural.
* Varias han “crecido” conforme se ha incrementado su demanda, sin ir acorde con la estructura, los aspectos arquitectónicos ni de servicios básicos requeridos.
* Los presupuestos asignados a mantenimiento preventivo son mínimos y las acciones correctivas resultan casi imposibles de implementar, lo que acelera el deterioro de estas edificaciones.
* Es frecuente que la calidad de las obras que se ejecutan se encuentre por debajo de los parámetros normales, por recortes en los presupuestos asignados, lo cual redunda en diseños no especializados, contratación de mano de obra no calificada, empleo de materiales de baja calidad, supervisión mínima, etc.
Hospitales Seguros frente a Desastres
Es indispensable que las personas tengan acceso a Hospitales Seguros frente a los Desastres, es decir, a establecimientos de salud cuyos servicios permanecen accesibles y funcionando a su máxima capacidad y en su misma infraestructura inmediatamente después de que ocurre un desastre natural. Claro está que esta condición debe abracar no solo a los hospitales sino a todos los establecimientos de salud, cualquiera que sea su nivel de complejidad. El servicio, que cuenta con la máxima protección posible, se considera seguro porque se mantienen operando las vías de acceso al establecimiento de salud y los servicios de suministro de agua potable, energía eléctrica y telecomunicaciones; lo que permite garantizar su funcionamiento continuo y absorber la demanda adicional de atención médica.
Evaluación de la seguridad de los hospitales
Varios países de América Latina y el Caribe han evaluado la seguridad de sus establecimientos de salud y han establecido prioridades para introducir mejoras. México, por ejemplo, ha demostrado que la aplicación del Índice de Seguridad Hospitalaria, propuesto por la OPS y especialistas de la región, a más de mil establecimientos con riesgo elevado permitió hacer más seguros los hospitales. Este índice valora 145 aspectos decisivos de los hospitales y permite clasificarlos según tres categorías principales:
* Categoría A: se ubican los establecimientos de salud que protegen la vida de sus ocupantes y probablemente continuarán funcionando en situaciones de desastre.
* Categoría B: es asignada a los establecimientos que pueden permanecer en pie en casos de desastre, pero cuyo equipamiento y servicios críticos están en riesgo.
* Categoría C: corresponde a un establecimiento de salud que no garantiza la vida y seguridad de los ocupantes y tiene alta probabilidad de dejar de funcionar en casos de desastre.
Estrategias para lograr Hospitales Seguros
Nuestras autoridades sanitarias y políticas de salud deberían preocuparse por implementar las siguientes estrategias:
* Promover la decisión política para incorporar el programa de Hospitales Seguros en el Ministerio de Salud, Direcciones de Salud e instituciones relacionadas al sector salud.
* Elaborar un proyecto de marco legal referencial sobre el tema.
* Identificar y sensibilizar a otros sectores involucrados en el desarrollo de nuevas inversiones en salud: agua potable, energía eléctrica, finanzas, comités de respuesta a desastres, medios de comunicación.
* Desarrollar programas y actividades científicas y académicas sobre Hospitales Seguros en universidades, centros de investigación, colegios profesionales de carreras afines a la construcción y operación de hospitales y otros.
* Incorporar los criterios de protección en las etapas de los proyectos de inversión en salud de manera que contengan guías técnicas para incorporar la mitigación de daños en los nuevos establecimientos de salud e incluirlos como términos de referencia en los procesos de licitación de diseño, construcción y operación.
* Establecer e implementar mecanismos independientes de control, supervisión de los proyectos, con intervención de profesionales calificados que trabajen en coordinación con el equipo ejecutor del proyecto.
* Movilizar la capacidad técnica nacional y regional en Hospitales Seguros incluyendo a centros colaboradores y al grupo asesor en mitigación de desastres en salud.
* Fortalecer los preparativos para emergencias y desastres mediante la elaboración y actualización de los planes nacionales, locales y hospitalarios para desastres, la capacitación al personal de salud y de otros sectores para mejorar la capacidad de respuesta de los establecimientos de salud y el aseguramiento de los recursos esenciales para la respuesta hospitalaria en desastres.
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