Cómo prevenir las principales enfermedades en la niñez y tener familias más saludables
Esta semana, hace un año, se inició Salud Integral, título que ha venido tratando quincenalmente toda una serie de temas diversos; los mismos que se han mantenido en Semana gracias a su interés y preferencia en los asuntos de salud que atañen a nuestro país y a Piura.
El enfoque ha sido siempre el de compartir información técnica y actualizada, brindando especial énfasis a la prevención de enfermedades y a la promoción de familiares y hogares más saludables. Esto basado en el pleno convencimiento, tanto por las investigaciones científicas mundiales como por la evidencia práctica que es este el camino más afectivo para alcanzar la tan anhelada salud para todos.
Es en este marco de accionar preventivo promocional de la salud, que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde junio del año 2000, identificaron las Prácticas Familiares Clave para el Crecimiento y Desarrollo Saludables, que son de vital importancia para prestar buenos cuidados al niño en el hogar y para prevenir o tratar las principales afecciones en la niñez; esto con el fin de asegurar su supervivencia, reducir la morbilidad y promover su sano crecimiento y desarrollo.
Estas prácticas clave se han dividido en cuatro grandes grupos para su mejor entendimiento.
Prácticas Familiares Clave para el Crecimiento Físico y el Desarrollo Mental
1. Amamantar a los lactantes de manera exclusiva por lo menos seis meses y en forma prolongada como mínimo hasta los 2 años.
Las madres que son VIH positivas deberán recibir asesoramiento sobre otras opciones para alimentar al bebé, teniendo presente las normas y recomendaciones de OMS/UNICEF/ONUSIDA sobre infección por VIH y alimentación del lactante.
La leche materna proporciona todos los nutrientes necesarios para la mayoría de los lactantes hasta los seis meses de edad. La evidencia científica sobre la duración óptima de la lactancia materna exclusiva demuestra que ésta protege contra las infecciones del aparato digestivo y que los infantes amamantados durante seis meses no muestran deficiencia en su crecimiento.
La lactancia materna está asociada con la reducción de enfermedades y de muertes, y con la mejora del desarrollo infantil. Los estudios encuentran que los niños menores de dos meses alimentados con leche materna tenían seis veces menos probabilidades de morir de enfermedades infecciosas que los que no habían sido amamantados; asimismo se ha detectado un efecto protector contra la diarrea tanto en países desarrollados como en las naciones en vías de desarrollo.
2. A partir de los seis meses de edad, alimentar a los niños con suplementos de alto contenido nutricional y energético, recién preparados, continuando al mismo tiempo con la lactancia materna hasta los dos años o más.
Durante el segundo año de vida, la leche materna continúa siendo una fuente de nutrientes claves y protege contra las enfermedades infecciosas, aunque después de los seis meses no es suficiente por sí sola para satisfacer los requerimientos nutricionales. Sin embargo, los alimentos complementarios son a menudo inadecuados en cuanto a suministro de energía y concentración o calidad de micronutrientes, y frecuentemente se preparan, almacenan, o se dan a los niños en formas que aumentan el riesgo de enfermedad. Los estudios indican que mejorando las prácticas de alimentación se podrían salvar 800 mil vidas por año. La mejora en el crecimiento se debe traducir en una reducción de entre 2% y 13% en las muertes asociadas con desnutrición.
3. Proporcionar a los niños cantidades suficientes de micronutrientes (vitamina A, zinc y hierro, en particular), ya sea en su régimen alimentario o mediante la administración de suplementos.
La evidencia científica demuestra que la suplementación de vitamina A puede reducir las muertes de los menores de 5 años en un 23%. Por su lado, la suplementación de hierro mejora el desarrollo en niños mayores de dos años de edad, mientras que la de zinc reduce la incidencia
de diarrea en un 18% y la de neumonía en un 41%. Ninguno de los micronutrientes tiene un impacto constante en el crecimiento del niño, excepto el zinc.
4. Promover el desarrollo mental y social del niño, respondiendo a su necesidad de atención, y procurar estimularlo mediante la conversación, juegos y otras interacciones físicas y emocionales apropiadas.
Existe una amplia base científica sobre los beneficios de la estimulación temprana en el hogar y en los centros de cuidado infantil (CCI). Se ha demostrado que adultos nacidos en la pobreza, pero que participaron en un programa preescolar de calidad cuando niños, exhiben mayor responsabilidad social, mejor desempeño escolar, ingresos más elevados, mayor riqueza de activos y un compromiso más sólido con el matrimonio. Las intervenciones en el área de cuidado y desarrollo infantil temprano en los CCI y en el hogar pueden mejorar la interacción verbal de los padres con los niños, así como el manejo de su comportamiento y sus actitudes hacia los pequeños. Se cree que se requieren intervenciones intensivas y períodos de 2 a 5 años para que el impacto sea duradero.
Prácticas Familiares Clave para la Prevención de Enfermedades
5. Procurar que los niños reciban el esquema completo de vacunas, en las fechas previstas, hasta los 15 meses, así como los refuerzos respectivos a los 18 meses y 4 años de edad. El calendario de vacunación del Perú administra BCG (contra las formas graves de Tuberculosis) y Antihepatitis B en el recién nacido; Vacuna Pentavalente (contra 5 enfermedades, tales como Difteria, Tos convulsiva, Tétanos, Hepatitis B e infecciones producidas por Haemophilus influenzae tipo B) y Antipoliomielítica a los 2, 4 y 6 meses; Vacuna contra el Rotavirus (principal agente de las diarreas virales) a los 2 y 4 meses; Vacuna contra el neumococo (causante de neumonías) a los 3, 5 y 12 meses; Vacuna contra el Virus de la Influenza a los 7 y 8 meses; Vacuna Trivírica o SPR (contra el sarampión, paperas y rubéola ) a los 12 meses y Vacuna contra la Fiebre Amarilla a los 15 meses.
Se estima que las vacunas previenen cerca de tres millones de muertes infantiles cada año. A pesar de que se vacuna a casi el 80% de los niños, el número de muertes causadas por enfermedades prevenibles por vacunas es tan elevado como el número de muertes prevenidas por la misma vía. Se requiere un nivel de esfuerzo diferente para llegar a ese último 20% de los niños sin inmunizar. La disminución de la pérdida de oportunidades de vacunación durante las visitas a los establecimientos de salud podría reducir potencialmente las muertes por esta causa. Se estima que se ha perdido una oportunidad para el 41% de los niños en los países en vías de desarrollo.
6. Desechar las heces (inclusive las de los niños) de manera segura y lavarse las manos con agua y jabón después de la defecación y antes de preparar los alimentos y dar de comer a los niños.
El lavado de manos reduce la incidencia de la diarrea en un 33%. Sin embargo, no todos los tipos de lavado de manos son igualmente eficaces. Usar grandes cantidades de agua, frotarse vigorosamente empleando agentes limpiadores, así como secarse con un paño limpio o al aire, parecen ser las maneras más eficaces de remover los agentes que producen enfermedades.
Los estudios demuestran también una reducción del 55% en todas las causas de muerte infantil debido al mejor acceso a instalaciones sanitarias.
7. Proteger a los niños en las zonas donde la malaria es endémica, asegurándose que duerman con mosquiteros tratados con insecticida.
Diversas investigaciones han demostrado que los mosquiteros tratados con insecticida (MTI) están asociados con una reducción del 17% en las muertes infantil. Es posible que la mayoría de las ventajas se deriven del tratamiento con insecticidas más que de la presencia física del mosquitero.
8. Adoptar y mantener los hábitos apropiados para la prevención y atención de las personas infectadas por el VIH/SIDA, especialmente los huérfanos.
Prácticas Familiares Clave para el Cuidado Apropiado en el Hogar
9. Continuar alimentando y ofreciendo líquidos a los niños, especialmente leche materna, cuando están enfermos.
Se ha encontrado que el suministro de dietas nutricionalmente completas a los niños con diarrea aumenta la energía y la absorción del nutrientes sin afectar la producción de heces o la eficacia de las Sales de Rehidratación Oral (SRO o bolsita Salvadora). El consumo de alimentos localmente disponibles no aumenta la duración de la diarrea. Durante una enfermedad, es más severa la pérdida de apetito a la leche de origen animal y a los sólidos que a la leche materna, lo cual destaca la función esencial que cumple la lactancia durante el padecimiento de un mal.
10. Administrar a los niños enfermos el tratamiento casero apropiado para las infecciones.
11. Tomar las medidas adecuadas para prevenir y controlar lesiones y accidentes en los niños.
12. Evitar el maltrato y descuido de los menores y tomar medidas adecuadas cuando ocurran.
13. Procurar que los hombres participen activamente en el cuidado de sus hijos y se involucren en los asuntos relacionados con la salud reproductiva de la familia.
Prácticas Familiares Clave para buscar atención
14. Reconocer cuándo los niños enfermos necesitan tratamiento fuera del hogar, llevarlos al personal de salud apropiado para que reciban atención.
Se ha establecido que no buscar la atención apropiada ocasiona entre el 6 y el 70% de las muertes; el retraso en la búsqueda de atención también es la razón para que se produzca un elevado número de fallecimientos.
15. Seguir las recomendaciones dadas por el personal de salud en relación con el tratamiento, seguimiento y la referencia del caso.
Las investigaciones registran un impacto positivo cuando se sigue el tratamiento tal y como se formuló. Las intervenciones educativas mejoraron el seguimiento de los tratamientos hasta en un 66%. El cumplimiento de las citas, a su vez, tienen un impacto mínimo en las causas de muerte y enfermedad en aquellos establecimientos de salud en que no se cumplen porque los niños se han recuperado.
16. Asegurarse que toda mujer embarazada reciba atención prenatal adecuada, consistente en por lo menos seis atenciones prenatales con un proveedor de servicios de salud apropiado y recibir las dosis recomendadas de vacunación diftotetánica. La madre necesita contar con el apoyo de la familia y la comunidad para buscar atención apropiada, especialmente en el momento de dar a luz y durante el posparto y período de lactancia.
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