sábado, 26 de septiembre de 2009

Lactancia Materna

La malnutrición es la causa, directa o indirecta, del 60% de las 10,9 millones de muertes de niños menores de 5 años registradas cada año en el mundo. Más de dos tercios de estas defunciones ocurren durante el primer año de vida y se relacionan con prácticas inadecuadas de alimentación.
Los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que menos del 40% de los niños menores de 6 meses son alimentados exclusivamente con leche materna en el mundo, lo que contribuye a la muerte prevenible de más de 1 millón de niños cada año. Todas estas vidas se podrían haber salvado si las madres y sus familias son sensibilizadas y apoyadas adecuadamente para facilitar la labor de amamantar a los recién nacidos.
Los expertos señalan que la lactancia materna es la intervención más efectiva para mejorar la salud y los indicadores de supervivencia infantil de un país. Por ello, es necesario apoyar a las madres, muy especialmente al momento de empezar a dar de mamar a sus bebés en su primera hora de vida, para mantener la alimentación por Lactancia Materna Exclusiva (LME) durante los primeros 6 meses de vida, y para continuarla dos años o más en combinación con otros aportes alimentarios complementarios.

Semana Mundial de la Lactancia Materna
La Alianza Mundial de Acción por la Lactancia Materna (WABA por sus siglas en inglés), la OMS y el Fondo de la Naciones Unidas por la Infancia (UNICEF) instituyeron desde 1992 la conmemoración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna durante la primera semana de agosto de cada año. Nuestro país, adoptó esta iniciativa al año siguiente y en el 2000 modificó la fecha a la cuarta semana de agosto, a fin de involucrar a un mayor número de personas e instituciones.

Lactancia Materna Exclusiva
La mejor forma de alimentar a un niño desde el nacimiento hasta los 6 meses es el amamantamiento exclusivo. Esto significa que el niño debe tomar solo leche materna cada vez que lo desee, de día y de noche, es decir, al menos 8 veces en 24 horas. Por lo tanto, no debe recibir otros alimentos, ni agua, ni líquidos.
La leche materna constituye por sí sola el mejor alimento que puede darse al niño los primeros 6 meses de vida, garantiza el aporte de los nutrientes necesarios y suficientes para el crecimiento y desarrollo del bebé, así como el aporte de defensas para el organismo y establece un extraordinario vínculo de afecto entre la madre, el niño, el padre y entorno familiar.
El agua contenida en la leche materna es suficiente para satisfacer las necesidades de líquidos del niño, incluso en climas secos y calurosos. Por lo tanto, no es necesario darle otros líquidos para calmar su sed. La introducción de agüitas, infusiones u otros alimentos va en contra de una lactancia materna exitosa y contribuye a aumentar el riesgo de enfermedades infecciosas.
El contacto de la madre con agua fría, determinados alimentos y comidas, así como el uso de medicamentos prescritos por el profesional de la salud no son impedimentos para dar de lactar.
Estimular la succión frecuente asegura la producción de leche materna. Los niños dormilones deben ser despertados para que lacten con frecuencia a fin de asegurar su alimentación.
Se debe promover el contacto entre la madre y el niño dentro de la primera hora después del nacimiento, para que el niño inicie la lactancia y se estreche la relación con su madre. El niño debe ser colocado inmediatamente después de nacido para estimular la producción de leche. El contacto piel a piel entre la madre y el niño, inmediatamente después del parto, durante unos 15 minutos a más, facilita la lactancia y disminuye las enfermedades del recién nacido. De otro lado, la madre está muy sensible y atenta respecto a su niño y él está completamente alerta; la interacción entre ambos, el contacto piel a piel, visual y auditivo, fortalecerá el vínculo afectivo.
Las madres que sufren una operación cesárea también pueden amamantar inmediatamente después de la misma, en la primera hora, si recibieron anestesia regional y disponen de la ayuda de un personal de salud para acomodarse al momento de amamantar a su niño
Es recomendable acariciar, hablar y mirar al bebé mientras se le está dando de lactar. Dar de lactar es mucho más que dar alimento, es dar amor, seguridad, placer y compañía. El afecto constituye un factor fundamental en el desarrollo integral del niño.

¿Cómo lograr que un niño pueda aprovechar mejor la lactancia?
Para lograrlo el niño debe lograr un “buen agarre” al seno materno y debe estar ubicado en una “buena posición” que facilite el amamantamiento.
El niño se “agarra” bien del pecho de la madre si:
* Su barbilla toca el seno
* Tiene la boca bien abierta
* Su labio inferior está volteado hacia afuera
* Se ve más areola arriba de la boca que debajo de la misma.
Si están presentes estas cuatro condiciones, el niño tiene buen agarre.

La posición correcta de amamantamiento, implica que:
* El cuello del niño está derecho a algo curvado hacia atrás
* El cuerpo del niño está vuelto hacia la madre
* El cuerpo del niño está cerca a la madre
* Todo el cuerpo del niño está sostenido con ambos brazos
Si se procuran estas cuatro características, el niño tiene buena posición.

El niño está amamantándose bien si toma con succiones lentas y profundas deteniéndose de cuando en cuando. De ser así, suelta el pecho por sí solo, sin que la madre sea la causante de que el niño deje de mamar.
Si la nariz tapada parece interrumpir el amamantamiento, se debe limpiar para facilitar que el niño pueda tener una buena lactancia.

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