En el mundo 1100 millones de personas son fumadores, una cuarta parte de los adultos; y 5.4 millones mueren al año a causa de este mal. De acuerdo al último Informe de Estadística de Salud Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en el 2030 morirían 10 millones de personas anualmente por enfermedades relacionadas a la adicción al tabaco. La mitad de las personas que en la actualidad fuman, o sea unos 650 millones de personas, morirán a causa del tabaco.
La adicción al tabaco está entre las 3 primeras causas de muerte en el mundo, y es la única que es prevenible, fácilmente diagnosticable y tratable. Los datos indican que hay más muertes relacionadas a la adicción al tabaco que las producidas por el SIDA, accidentes de tránsito o la combinación de asesinatos y suicidios. Se ha determinado que por cada cigarrillo consumido se reducen 7 minutos de la vida del fumador.
Se estima que más de la mitad de la población infantil en el mundo está expuesta a los efectos nocivos que acarrea la adicción al consumo de tabaco.
En Latinoamérica y El Caribe se han registrado a más de 100 millones (30%) de fumadores y para el año 2020 la adicción al consumo de tabaco será la causante del 9% de las muertes en esta región.
Tabaquismo en el Perú
En Perú, según cifras de DEVIDA, 3.8 millones de personas son fumadores. En nuestro país, el tabaquismo se ha constituido en el principal motivo del 40% de los casos de cáncer y del 90% de casos de cáncer de pulmón. Se estima que 10 mil peruanos mueren anualmente a causa del consumo del tabaco.
El consumo de tabaco ocupa el segundo lugar en el consumo de drogas en el Perú. En sus investigaciones, CEDRO encontró que tiene mayor impacto entre los hombres (75.9%) que entre las mujeres (60.3%). Lo preocupante del caso es que el consumo del tabaco aumenta cada año. Se calcula que aproximadamente el 30% de la población escolar secundaria es fumadora y en las universidades esta cifra sube al 40%.
Consecuencias del consumo de tabaco
La OMS ha redefinido el consumo del tabaco como una enfermedad crónica, recurrente y adictiva. Este mal produce cambios significativos en el organismo del orden químico, fisiológico y orgánico, tan nociva que es considerada, también, un factor cancerígeno.
Estos trastornos son originados por las más de 4000 sustancias tóxicas que contienen los cigarrillos, de las cuales 40 son cancerígenas. Este consumo ocasiona aproximadamente 55 enfermedades, de las cuales 17 son cánceres.
El cáncer de pulmón está directamente asociado al consumo de cigarrillo. En la actualidad, el cáncer al pulmón ha desplazado al cáncer de mama, como motivo principal de muerte femenina por neoplasia. Las investigaciones médicas señalan que la oportunidad de desarrollar el cáncer pulmonar se incrementan en el fumador pasivo. Este tipo de cáncer es considerado el más mortal, pues una vez diagnosticado, solo un 15% de los pacientes logra sobrevivir luego de cinco años. En el caso que las personas diagnosticadas con cáncer no dejen el cigarrillo, estas tienen menos probabilidad de vivir porque no responden a los tratamientos y no pueden ser sometidos a cirugías ya que tienen una reserva pulmonar muy pobre. El tabaco puede producir también cáncer de laringe, boca, esófago, vejiga y riñón, así como otras enfermedades pulmones como bronquitis crónica y asma. Si bien el asma bronquial no es una enfermedad directamente producida por el tabaco, la exposición al humo de tabaco, llamado también humo de segunda mano, es un factor de riesgo para padecer asma, más aun cuando se produce exposición en los primeros años de vida o en estado de gestación.
Entre las enfermedades más graves que ocasiona el tabaco se encuentran el infarto al corazón, hipertensión arterial, hemorragias cerebrales y accidentes cerebrovasculares o “derrame cerebral”. El tabaco se constituye también en un factor de riesgo para la arteroesclerosis, y por lo tanto puede ocasionar daños u obstrucciones en los vasos sanguíneos más alejados del corazón.
De otro lado, causa enfermedades gastrointestinales como gastritis y úlcera gástrica. La cicatrización de la úlcera se dificulta cuando la persona sigue fumando.
La exposición de los niños al humo de tabaco los predispone a muchas enfermedades, entre ellas el asma, neumonía y bronquitis, debido a que su sistema respiratorio e inmunológico está menos desarrollado que el de los adultos
Fumar durante el embarazo puede provocar parto prematuro; complicaciones del embarazo, parto y puerperio; aborto espontáneo y muerte del feto. En promedio, los hijos de las fumadoras pesan menos que los hijos de no fumadoras, padecen en mayor proporción de enfermedades pulmonares y presentan mayor riesgo de volverse fumadores precoces. Por otro lado, el tabaco disminuye la calidad y cantidad de la leche materna. El consumo de tabaco puede ocasionar además problemas de infertilidad y aumenta el riesgo de cáncer del cuello uterino.
El humo de tabaco afecta también a los no fumadores
El humo de tabaco en espacios cerrados es inhalado por todos; por lo tanto, tanto fumadores como no fumadores quedan expuestos a sus efectos nocivos. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 200 000 trabajadores mueren cada año por causa de su exposición al humo de tabaco de segunda mano en el medio laboral. La OMS estima que unos 700 millones de niños, o sea casi la mitad de los niños del mundo, respiran aire contaminado por humo de tabaco.
Ni la ventilación ni la filtración, ni siquiera ambas combinadas, pueden reducir la exposición al humo de tabaco en espacios interiores a niveles que se consideren aceptables. Los entornos totalmente exentos de humo de tabaco ofrecen la única protección eficaz.
En el artículo 8 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco se reconoce que la exposición al humo de tabaco es causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad, y se pide a los países que adopten y apliquen medidas legislativas que protejan del humo de tabaco de segunda mano.
Estrategias para disminuir el consumo de tabaco
La estrategia MPOWER (por sus siglas en inglés) de la OMS incluye las seis políticas más eficaces que pueden poner freno a la epidemia de tabaco. Sería muy beneficioso que el Ministerio de Salud (MINSA) de nuestro país, así como la Dirección Regional de Salud (DIRESA) de Piura las apliquen con firmeza. Estas son:
* Monitoring: Vigilar el consumo de tabaco y las políticas de prevención. Es preciso impulsar la evaluación del consumo de tabaco y sus efectos. Actualmente, la mitad de los países del mundo -dos de cada tres en el mundo en desarrollo- no disponen siquiera de información básica sobre el consumo de tabaco entre jóvenes y adultos.
* Protecting: Proteger a la población de la exposición al humo de tabaco. El consumo de tabaco está permitido en las oficinas públicas, los espacios de trabajo y otros lugares cerrados de más de la mitad de los países del mundo, lo que representa cerca de las dos terceras partes de la población mundial. La aplicación de políticas que favorecen los lugares de trabajo libres de tabaco en varios naciones industrializadas ha permitido reducir su consumo entre los empleados en un 29% por término medio.
* Offering: Ofrecer ayuda para poder dejar de consumir tabaco. Tres de cada cuatro fumadores, conscientes de los peligros del tabaco, quieren dejar de fumar. Sólo el 5% de la población mundial dispone de servicios completos para el tratamiento de la dependencia del tabaco. A los fumadores les resulta difícil abandonar su hábito sin ayuda, y la mayoría debe recurrir a ella para superar su dependencia. Los sistemas de atención de salud de los países son los principales responsables de ofrecer el tratamiento para la dependencia del tabaco.
* Warning: Advertir de los peligros del tabaco. Las advertencias gráficas en los paquetes de productos de tabaco disuaden de su consumo, pero sólo en 15 países, que representan el 6% de la población mundial, es obligatorio incluir advertencias ilustradas que abarquen al menos el 30% de la superficie principal. Más del 40% de la población mundial vive en países donde no se impide el uso de términos desorientadores y engañosos en los paquetes, por ejemplo, “light”, “ligeros” y “con bajo contenido en alquitrán”, ninguno de los cuales significa que se reduzca de hecho el riesgo para la salud.
El MINSA ha informado que a partir del mes de julio, las cajetillas de cigarrillos y los envases de otros productos hechos con tabaco deberán consignar, en el 50 por ciento del espacio de la cara principal del producto, una advertencia sanitaria que alerte a los usuarios sobre enfermedades causadas por el tabaco, de acuerdo al Reglamento de la Ley Nº 28705, Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo de Tabaco. Las imágenes tendrán una periodicidad de 6 meses y la primera advertencia será “Fumar produce Cáncer de Boca”.
· Enforcing: Hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio. Alrededor de la mitad de los niños del mundo vive en países donde no se prohíbe la libre distribución de los productos de tabaco. Estudios comparativos a escala nacional, realizados antes y después de prohibir la publicidad del tabaco, muestran que tras las prohibiciones, su consumo ha disminuido hasta un 16%.
* Raising: Elevar los impuestos al tabaco. En general, un aumento del 10% en los impuestos al tabaco disminuye su consumo en un 4% en los países con ingresos elevados, y en cerca de un 8% en los de ingresos bajos y medianos. Un aumento del 70% en el precio del tabaco evitaría hasta una cuarta parte de todas las muertes conexas entre los fumadores actuales.
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