Efectos del Sol sobre la Salud y Cómo Prevenirlos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que cada año se producen en el mundo entre dos y tres millones de nuevos casos de cáncer de piel de tipo no melanocítico (que rara vez son una amenaza para la vida) y más de 130,000 nuevos casos de melanoma maligno (que se constituye en la principal causa de muerte por cáncer de piel). De estos casos unas 60,000 personas mueren anualmente por melanomas malignos y otros tipos de cáncer de piel.
Además de estos cánceres de piel, se señala que los rayos ultravioletas (UV) que emana el sol, producen también otros efectos peligrosos: enrojecimiento y envejecimiento de la piel, cataratas (opacificación del cristalino), “carnosidad” en la superficie del ojo (pterygions), reactivaciones del herpes labial, alteración del sistema inmunológico, entre otros.
Desde el punto de vista de la salud pública, es especialmente importante proteger a los grupos de población más vulnerables. Se ha comprobado que más del 90% de los cánceres de piel no melanocíticos se producen en las personas con piel clara. Los niños, particularmente sensibles a la radiación UV, requieren una protección especial.
Aunque las personas de piel oscura tienen menor incidencia de cáncer de piel, también son sensibles a los efectos nocivos de la radiación UV, especialmente a los que afectan a los ojos y al sistema de defensa del organismo.
Pero no todos los efectos de los UV son negativos; se reconoce que estos rayos pueden ser beneficiosos para el ser humano. Por ejemplo, en el caso de la síntesis de la vitamina D, que es absorbida durante la exposición de la piel a los rayos UV. En cantidades suficientes la vitamina D evita el desarrollo de enfermedades óseas tales como el raquitismo, la osteomalacia y la osteoporosis. Actualmente también se está comprobando la posibilidad de que los UV tengan efectos positivos en algunos cánceres y problemas inmunitarios.
Para evitar confusiones, la OMS señala que en la mayoría de los casos la exposición mínima, durante las actividades que realizamos en nuestra vida diaria, bastan para mantener la vitamina D en niveles que permiten evitar problemas de salud. Para las poblaciones que no se exponen al sol, ya sea porque tienen la piel oscura o por razones culturales, recomienda un suplemento de esta vitamina.
Radiación Ultravioleta
La radiación solar está formada básicamente por radiación infrarroja (IR, un 56%), radiación visible (la luz, tal y como la conocemos a través del ojo humano, en un 39%) y radiación ultravioleta (UV, tan solo un 5%) que se descompone en UVA, UVB y UVC.
* La radiación UVA representa la mayor parte de la radiación UV y actúa sobre el pigmento que le da color a la piel (melanina). Da lugar a un bronceado ligero y temporal y puede ocasionar daños más profundos en la piel y está relacionado con su envejecimiento prematuro.
* La UVB representa una proporción menor de radiación UV. Puede causar enrojecimiento (eritema solar), quemaduras, ampollas e incluso quemaduras de sol de segundo grado. Esta radiación produce, de modo más fectivo, quemaduras de sol a corto plazo, así como envejecimiento prematuro de la piel a largo plazo.
* Los rayos UVC son casi todos absorbidos por la capa de ozono de la atmósfera y por lo tanto, no llegan a la superficie terrestre. Estos rayos penetran ligeramente en la piel pero dañan la vista.
Cuanto más alto esté el sol en el cielo, más intensa es la radiación UV. Así, la intensidad de la radiación UV varía según la hora del día y la época del año. Fuera de las zonas tropicales, las mayores intensidades de la radiación UV se producen cuando el sol alcanza su máxima altura, alrededor del mediodía solar durante los meses de verano. Cuanto más cerca del ecuador, más intensa es la radiación UV.
A mayor altitud la atmósfera es más delgada y absorbe una menor proporción de radiación UV. Con cada 1000 metros de incremento de la altitud, la intensidad de la radiación UV aumenta en un 10 a 12%.
La intensidad de la radiación UV es máxima cuando no hay nubes, pero puede ser alta incluso con nubes. La dispersión puede producir el mismo efecto que la reflexión por diferentes superficies, aumentando la intensidad total de la radiación UV. Diferentes tipos de superficies reflejan o dispersan la radiación UV en diversa medida; por ejemplo, la nieve reciente puede reflejar hasta un 80% de la radiación UV; la arena seca de la playa, alrededor de un 15%, y la espuma del agua del mar, alrededor de un 25%.
¿Qué medidas pueden tomarse para proteger la piel del sol?
La sombra, las prendas de vestir y los sombreros son la mejor protección. Además, es necesario aplicarse una crema con filtro solar en las partes del cuerpo que quedan al descubierto, como el rostro y las manos. Nunca debe utilizarse la crema con filtro solar para prolongar la exposición al sol.
* Evitar la exposición solar en las horas centrales del día. Los rayos UV solares son más fuertes entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Debe tener especial cuidado con la exposición al sol durante esas horas.
* Aprovechar las sombras. Póngase a la sombra cuando los rayos UV sean más intensos, pero no olvide que los árboles, las sombrillas o los toldos no protegen totalmente contra la radiación solar. * Usar ropas que le protejan. Un sombrero de ala ancha protege debidamente los ojos, las orejas, la cara y la parte posterior del cuello. Las prendas de vestir holgadas y de tejido tupido que cubran la mayor superficie corporal posible también protegen contra el sol.
* Utilizar cremas con filtro solar. Aplíquese una crema protectora de amplio espectro, con factor de protección solar (FPS) igual o superior a 30. Extiéndala generosamente sobre la piel expuesta y repita la aplicación cada dos horas, o después de trabajar, nadar, jugar o hacer ejercicio al aire libre.
* Evitar las lámparas y las camas bronceadoras. Las lámparas y las camas bronceadoras aumentan el riesgo de cáncer de la piel y pueden dañar los ojos si no se usa protección. Debe evitarse completamente su uso.
* Proteger a los niños. Los niños suelen ser más vulnerables a los riesgos ambientales que los adultos. Cuando estén al aire libre, hay que protegerlos de la exposición a los rayos UV como ya se ha explicado. Los bebés deben permanecer siempre a la sombra.
¿Cómo proteger los ojos del sol?
Así como existen cremas con factores de protección para la piel, también existen lentes solares con filtros que actúan en función de las necesidades del usuario. Por eso debemos evitar ese mal entendido “ahorro” y comprar lentes de sol que cuenten con los filtros y la protección obligatoria para nuestros ojos. ¡Debemos elegir unos buenos lentes con filtro UV!
Este es un compuesto de sustancias químicas (cromóforos) agregadas al material del lente, efectuado durante su fabricación. Estos cromóforos son los que absorben la radiación UV y tienen poco o ningún efecto sobre el color del lente. Los lentes con protección UV pueden ser claros u oscuros, incluso los lentes a medida deberían tener este filtro. Lo más recomendable es adquirir gafas de sol con un índice de protección del 99%-100% frente a los rayos UVA y UVB o aquellos que llevan el texto referido a “absorción hasta 400 nm”. Ambos protegen muy bien.
La exposición excesiva al sol sin protección apropiada puede causar cataratas, quemaduras en la córnea, cáncer en los párpados y lesiones maculares. Por ello se debe usar lentes de sol con protección UV durante todo el año.
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